powered by ODEO
CAPÍTULO 17
Jesús exhorta a los del pueblo a meditar en sus palabras y a pedir entendimiento en sus oraciones—Sana a los enfermos—Ora por el pueblo con palabras que no se pueden escribir—Los ángeles ministran a los pequeñitos y éstos son rodeados de fuego. Aproximadamente 34 d.C.
1 He aquí, sucedió que cuando Jesús hubo hablado estas palabras, de nuevo miró alrededor hacia la multitud, y les dijo: He aquí, mi atiempo está cerca.
2 Veo que sois débiles, que no podéis acomprender todas mis palabras que el Padre me ha mandado que os hable en esta ocasión.
5 Y sucedió que cuando Jesús hubo hablado así, de nuevo dirigió la vista alrededor hacia la multitud, y vio que estaban llorando, y lo miraban fijamente, como si le quisieran pedir que permaneciese un poco más con ellos.
7 ¿Tenéis enfermos entre vosotros? Traedlos aquí. ¿Tenéis cojos, o ciegos, o lisiados, o mutilados, o leprosos, o atrofiados, o sordos, o quienes estén afligidos de manera alguna? Traedlos aquí y yo los sanaré, porque tengo compasión de vosotros; mis entrañas rebosan de misericordia.
8 Pues percibo que deseáis que os muestre lo que he hecho por vuestros hermanos en Jerusalén, porque veo que vuestra afe es bsuficiente para que yo os sane.
9 Y sucedió que cuando hubo hablado así, toda la multitud, de común acuerdo, se acercó, con sus enfermos, y sus afligidos, y sus cojos, y sus ciegos, y sus mudos, y todos los que padecían cualquier aflicción; y los asanaba a todos, según se los llevaban.
10 Y todos ellos, tanto los que habían sido sanados, como los que estaban sanos, se postraron a sus pies y lo adoraron; y cuantos, por la multitud pudieron acercarse, le abesaron los pies, al grado de que le bañaron los pies con sus lágrimas.
12 De modo que trajeron a sus niños pequeñitos, y los colocaron en el suelo alrededor de él, y Jesús estuvo en medio; y la multitud cedió el paso hasta que todos le fueron traídos.
13 Y aconteció que cuando los hubieron traído a todos, y Jesús estaba en medio, mandó a los de la multitud que se aarrodillasen en el suelo.
14 Y sucedió que cuando se hubieron arrodillado en el suelo, gimió Jesús dentro de sí, y dijo: Padre, aturbado estoy por causa de la iniquidad del pueblo de la casa de Israel.
15 Y cuando hubo pronunciado estas palabras, se arrodilló él mismo también en el suelo; y he aquí, oró al Padre, y las cosas que oró no se pueden escribir, y los de la multitud que lo oyeron, dieron testimonio.
16 Y de esta manera testifican: Jamás el aojo ha visto ni el oído escuchado, antes de ahora, tan grandes y maravillosas cosas como las que vimos y oímos que Jesús habló al Padre;
17 y no hay alengua que pueda hablar, ni hombre alguno que pueda escribir, ni corazón de hombre que pueda concebir tan grandes y maravillosas cosas como las que vimos y oímos a Jesús hablar; y nadie puede conceptuar el gozo que llenó nuestras almas cuando lo oímos rogar por nosotros al Padre.
18 Y aconteció que cuando Jesús hubo concluido de orar al Padre, se levantó; pero era tan grande el agozo de la multitud, que fueron dominados.
20 Y se levantaron del suelo, y les dijo: Benditos sois a causa de vuestra fe. Y ahora he aquí, es completo mi gozo.
24 Y he aquí, al levantar la vista para ver, dirigieron la mirada al cielo, y vieron abrirse los cielos, y vieron ángeles que descendían del cielo cual si fuera en medio de fuego; y bajaron y acercaron a aquellos pequeñitos, y fueron rodeados de fuego; y los ángeles les ministraron.
No hay comentarios:
Publicar un comentario